Una estela de luz desde la miseria

Autor: María Yolanda Fuentes Pincheira
Seudónimo: Nazarena
Año: 2011 – Mención Honrosa

La directora de la Carrera de Enfermería decidió acudir más temprano que de costumbre, el día anterior le había solicitado el Rector de esa casa de estudios que recibiera una delegación de alumnos que querían expresar inquietudes y que llevaban un petitorio.

Se reúne con ellos temprano en su oficina, es un total de ocho estudiantes de primer y segundo año de la carrera, cordialmente los invita a exponer la problemática que los aqueja ella ya intuye cual es. Comienza exponiendo Eugenia que cursa segundo año de enfermería, la joven proveniente de una familia de clase media alta tiene una marcada autosuficiencia al hablar llegando a usar incluso un tono displicente, de mirada distante e inquisidora refiere que ella representa el sentir de muchos alumnos que creen que el nivel de exigencias académicas es demasiado, ya casi inhumano pues deben estar muchas horas del día pendientes de su carrera ,ya no tienen tiempo para nada que no sea solo estudiar, ni fiestas, ni cine, ni diversión alguna, que no es justo sufrir tanto abuso de parte de los docentes, que además los citan a práctica en horarios muy temprano debiendo levantarse al alba y tomar locomoción casi oscuro en invierno, pues algunos no tienen vehículo propio, consideramos todos los alumnos a lo cuales represento de la carrera que de no mejorar las condiciones haremos un paro de advertencia y muchos otros piensan cambiarse de carrera a otra que tenga menos exigencias pues esto ya raya en la locura, que demasiados sacrificios terminaran enfermándonos, que no vale la pena tanto esfuerzo. Estoy segura que nadie como nosotros ha padecido por tanto tiempo tan alto nivel de estrés que terminaran por hacernos colapsar.

¿Cree Ud. maestra que existe algún ser humano que soporte el nivel de obstáculos que nos ponen en esta carrera para llegar a recibirnos? Sin duda es un sistema abusivo que terminará por desesperarnos y hacernos desertar y abandonar el objetivo de ser profesionales, nuestros padres nos apoyan en todo a la mayoría de nosotros y nos han dejado claro que ellos no quieren que

suframos tanto desgaste sicológico y que nosotros evaluemos si somos capaces de seguir resistiendo tantos requerimientos.

La maestra ha escuchado en silencio y con profundo respeto el planteamiento y procede a mirarlos uno a uno en forma afectuosa, pero denotando mucha seguridad en su respuesta.       

Estimados alumnos nos conocemos desde que dieron sus primeros pasos en esta carrera impartida en esta universidad, por cierto, que es una instrucción rigurosa que requiere temple, constancia, sacrificio y compromiso pues los llevará a merecer una profesión de alta exigencia científica y humanista, para la cual no podemos aceptar rendimientos mediocres que no estén guiados por el sacrificio que se tolera cuando existe una verdadera vocación de servicio a los demás. Por otro parte la idoneidad para acceder a esta profesión la deben visualizar ustedes mismos, ya que el yo profesional es la expresión del yo persona.

Eugenia, respecto a la pregunta que me hiciste, si existe un ser humano que tolere tantos

obstáculos en la vida para lograr un objetivo te diré que si, creo que sería enriquecedor para Uds. conocer la historia de esfuerzo y valentía de una Enfermera que fue alumna en esta casa de estudios hace algunos años atrás, como contaré aspectos confidenciales de ella cambiaré tos nombres para no faltar a la ética, siento que para Uds. como delegados de los alumnos de esta carrera será enriquecedor que conozcan esta experiencia de vida de la cual fui testigo y que compartiré con ustedes a continuación:

Estela, como llamaré a la joven que protagonizó esta historia, mientras estudiaba añoraba nostálgica la soledad pobre de los cerros donde vivió su infancia, allí ,donde vió parir a su madre muchas veces, en esa tierra donde reptaron sus hermanos ,recordó el miedo que la hacía temblar cuando en las eternos inviernos el agua del río desbordaba toda la furia a su paso tronando como acabo de mundo en esos infinitos parajes de frío , de escarcha que hacía sangrar sus pequeños pies agrietados sujetando esos zapatos plásticos rotos, cuando venciendo todo caminaba rumbo a la escuela subiendo y bajando cerros y quebradas ,siguiendo apenas una huella perdida en el camino, resbalaba en los charcos congelados caía una y otra vez y volvía a levantarse ,sacudiendo sus pies que terminaban entre rojo y azulado cuando de vuelta en las tardes se acercaba al fuego a calentarlos, ahí estaba su familia masticando el humo, la madre revolviendo una olla de legumbres que siempre era poca para tantas bocas, el padre pendiente de hacer brotar esa tierra que era ajena, donde él ponía todo su corazón y encallecía sus manos, donde quebró su espalda y consumió su vida entera cultivando legumbres para otros, legumbres que se cosechaban en decenas de sacos que eran entregados sagradamente con la honestidad santa de un mediero, en cambio la reserva que le asignaban para el sustento familiar seguía siendo ínfima, sabía que se dormirían otro año más con hambre por las noches. Entonces rebelde ante tan clara injusticia Estela preguntó a su padre: ¿por qué te dejó tan pocas lentejas papá, si el patrón llenó dos camiones repletos de sacos para comerciarlas? El hombre cabizbajo miraba sus ojotas, su poncho raído , esa hija suya morena, flacucha, de mejillas cuarteadas como lija, de pelo pajoso, sin brillo, con boqueras que rompían la comisura de los labios mientras hablaba denotando desnutrición y falta de vitaminas en su cuerpo, ella, con sus once años se atreve a increparlo a él, a obligarlo a pensar, a cuestionar su miserable vida de peón del fundo, ella le muestra el hambre instalada en el centro de su pobre mesa él sintió que ese reto debía responderlo y mecánicamente le asestó una bofetada en pleno rostro, aunque sabe que su hija le habla con la verdad , en su mente no pretendió golpearla a ella, sino que golpea esa verdad que no quiere escuchar, una verdad dolorosa a la cual se mantiene subyugado, ya le había advertido el patrón que nada bueno aprendería la mocosa yendo al colegio , que la azuzarían, que le llenarían de pájaros la cabeza, y para qué, si cuando cumpliera 12 años ya podía irse de sirvienta a su chalet y para eso no se necesita saber leer.

Estela huye a cobijar su dolor bajo un espino, era la hora de la siesta en enero y los tábanos le picaban los brazos, la espalda, tampoco ellos tenían compasión , debiendo ahuyentarlos con una rama mientras lloraba, recordaba que jamás tuvo tiempo para jugar, que desde siempre debió lavar, mudar y alimentar a sus hermanos menores, porque su madre cumplía labores diaria de sirvienta en casa de los patrones, con eso se pagaba la choza donde le permitían vivir, un rústico y deteriorado rancho de adobe sin ventanas, con techo de paja y barro, debiendo mantener siempre la pequeña puerta abierta para que entrara un rayo de luz y un poco de aire, al lado, a pocos pasos una cocina de humo cuya lumbre se mantenía con un tizón encendido y muchos ojos pequeños parpadeando llorosos alrededor de él, Cuando algún tiempo le quedara a su madre debía destinarlo a un telar donde se iba prensando día a día la injusta vida de estos seres, tratando de fabricar un poncho que pudiera ser vendido en el pueblo, que alcanzara al menos para comprar un poco de leche en polvo para los más pequeños .

Ella tenía tan grabado en su mente el día cuando a los 5 años de edad insistió en agarrarse de la falda de su madre ,estaba afiebrada, quería que la tomara en brazos y no la dejaba ir a trabajar, ella entonces no tuvo más alternativa que llevarla consigo a la casa patronal ,en la puerta de entrada se escuchaba una música muy suave, una mujer muy elegante y altiva le obliga a dejar fuera del chalet a la niña, la miraba como a un bicho infeccioso, no quería que fuese a tocar a “sus niños”, podría pegarles las “carachas. “Además tengo invitados figúrate, no quiero dar un feo espectáculo a mis amistades, deja la mocosa fuera de inmediato, ya sabes dónde y te entras rápido, le ordenó, que aquí hay mucho que hacer, recién he indicado que preparen el coctel, las carnes a la parrilla hay que vigilarlas, los invitados no pueden esperar. La mujer sale del chalet con la pequeña sin soltarle la mano, suspira angustiada y engañosamente la lleva a una bodega que distaba una cuadra de la casa patronal, la hace entrar, le acaricia el pelo *las mejillas, la sienta con suavidad sobre la paja y luego corre hacia afuera y pone llave al mohoso candado, mientras Estela grita llamándola, ella se aleja presurosa hacia el chalet tapándose los oídos ,sus ojos inundados los seca con el borde del delantal y con un nudo en la garganta entra y comienza su labor incesante en medio de la música, afuera la hija llora, pero está lo suficientemente, lejos como para no incomodar a nadie, el llanto es de horror, de sentirse sola y abruptamente abandonada, sintiendo un miedo que la paraliza, miedo a que la olviden para siempre, mientras tiembla la orina corre por sus delgadas piernas hasta inundar las chanclas, se encuentra rodeada de paja picándole el cuerpo ,de pie aferrada a las mugrosas tablas sus inocentes ojos divisan el chalet pero nadie puede oírla.

Pasan así incontables horas de penoso abandono, transcurre la mañana, la hora de siesta y recién pasada la medianoche la mujer terminó su jornada, abre la puerta de la bodega y recoge un bultito transpirado y sucio que se dejó vencer por el cansancio y el sueño.

Afloran otros dolores de infancia, cuando en verano en su hogar lastimosamente se compartía una sandía pero había que trozarla en doce pequeños pedazos, al final tocaba con amargura apenas un pellizco de fruta, cuando recién comenzaba a saborearla ya se había acabado, esa frustración la digería callada sin protestar.

En la mente de Estela estos hechos dolorosos y traumáticos le dieron claridad, a sus once años se prometió a sí misma que no se quedaría en el campo, huiría de todo aquello, seguiría yendo a la preparatoria hasta terminarla y así lo hizo a pesar de los regaños de su padre, quien aconsejado por los patrones trataron inútilmente de disuadirla. A los catorce años logra con la influencia de una madrina que la matriculen en el liceo de Mulchén donde por sus notas sobresalientes, logra ser becada en vestuario y almuerzo, pero deberá viajar porque la madrina no puede tenerla en casa porque es pobre también y otra boca más que alimentar es imposible, además no tiene cama donde alojarla.

Piensa que nada la derrotará, que no puede renunciar a su sueño de salir de esa pobreza que la ahoga cada día, que no quiere repetir la vida de su madre, ni el hambre propia, ni la de sus hermanos, ni el frío que no importaba a nadie, entonces decidida acude a hablar con el patrón de su padre esperando largo rato fuera de la casa, cuando por fin aparece lo saluda nerviosa y mirando el suelo le suplica que en el viaje matinal que tiene él al pueblo diariamente pudiera llevarla, el hombre de mirada inmutable calla y luego le responde que cree difícil acceder a lo solicitado porque lo más seguro es que su esposa se opondrá, aunque igual intentará convencerla. Así cada día logró salir de los cerros precordilleranos rumbo al liceo subiendo a una camioneta que era lo suficientemente amplia para llevarla en la cabina , pero eso no correspondía, esa china puede tomarse confianza que no se merece dijo la esposa ,no podemos denigrarnos tanto sentándola al lado, entonces a diario Estela subía a la carrocería trasera de fa camioneta y con su precaria ropa aguantaba las heladas lacerantes que penetraban como lanzas su frente partiendo más aún sus mejillas que rezumaban una secreción lechosa del excema que padecía por la irritación crónica que le provocaba el frío, es que quemando sus manos le hacía brotar dolorosos sabañones, ese hielo que traspasaba su pecho hasta que la iba doblegando lentamente sumiéndola en un letargo» haciéndola agacharse en posición fetal como dándole la espalda a esa cruel realidad, a veces el vehículo se desplazaba en medio de lluvias torrenciales que azotaban su pequeño cuerpo, con tan sólo un atisbo de piedad ellos pudieran haber puesto un simple toldo de nylon en la parte trasera del vehículo para atajar la violencia del viento en los implacables inviernos, pero esa decisión no se cuestionaba, ella siempre subió a la parte trasera de la camioneta sin protestar, como comprendiendo que ese era su lugar, quedando en verano con el pelo tieso y plomo y masticando la tierra del camino, compartiendo espacio a veces con ovejas o cerdos que se llevaban a la feria para la venta ,estoica resistía todo porque tenía un objetivo claro, estudiar y alejarse de esa odiosa miseria , discriminación e injusticia a la que estaba relegada por siglos esos pensamientos la hacían reaccionar en medio del gélido viento y se volvía a incorporar de pie aferrada obsesiva mente con sus manos a los barras del vehículo , trataba de olvidar mirando los distintos tonos de verdes y ocre delos cerros que iban pasando frente a su vista, uno tras otro, no le importó que cada mañana no le respondieran el saludo, en su escuela le habían enseñado que los saludos se contestan, pero para ellos, ya era suficiente sacrificio el tener que llevarla cada día , lo que sí le dolió mucho fue el desprecio de la señora Pía una mujer de ascendencia italiana, nunca comprendió esa altivez, ni porqué ella repudiaba verla, pues jamás la miró, ni siquiera con el rabo del ojo ,era como que temiera ver la pobreza que Estela representaba, tal vez sentía remordimiento de la explotación que hacían de los padres de esta niña y por ende de la paupérrima vida a la que la habían condenado a ella y a todos los hijos de los inquilinos de su fundo. Al subir a la camioneta jamás la saludó , ni cruzó palabra alguna con ella, era como que Estela no existiera, como que con tan solo mirarla fuese a contaminar su rigurosa vestimenta , sus finas joyas, su maquillaje perfecto, pues era como las modelos de la revista Eckran, revistas que a veces Estela recogía de la basura para leer, pero nada importaba, aguantaría también todas las tardes después del colegio las largas horas que transcurrían esperando en el camino la camioneta de los patrones que la llevaría de vuelta a su hogar, debía permanecer en el lugar acordado, al sol o a la lluvia, sentada en su pobre bolsón o en alguna piedra, no podía moverse de allí, nada importaba ya, pues había terminado por fin el cuarto medio y se aprontaba secretamente a dar la prueba de aptitud académica y a soñaren postular a una carrera en la Universidad de Concepción, pues averiguó con la orientadora del liceo que los estudiantes pobres que tenían muchos hermanos con buenas notas y buen puntaje podían estudiar gratis.

Fortuitamente su madrina se trasladó a Concepción, debía acompañar a su esposo que era chofer de un microbús de recorrido urbano, éste había encontrado un puesto de trabajo en ese mismo rubro en esa ciudad, pero con mucho mejor salario y hasta con derecho a ocupar una modesta casita en el sector periférico de Concepción, su madrina para aumentar los ingresos familiares trabajaría como asesora del hogar. Estela se atrevió a contarle a su madrina la ilusión que tenía de estudiar en la universidad y le suplicó que la ayudara dejándola quedarse en su casa, la mujer humilde, pero de corazón noble, pensó que ya se le habían ido dos hijas a trabajar como empleadas puertas adentro al barrio alto de Santiago, entonces ahora podría ayudar a su ahijada, había una cama disponible que aunque humilde le mostraba un gran horizonte de esperanza a Estela. Su madre solo pudo ayudarla jurándole silencio y convenciendo al padre que la dejara ir a vivir con su madrina, con el engaño que iba de aprendiz y para lavar el pelo en una peluquería, pues él jamás aceptaría que su hija soñara con estudiar una carrera universitaria, esas son leseras que yo no le puedo dar, eso es para las hijas de los ricos -Bueno dijo el padre ,que haga las tonteras que quiera, quien le puede ganar a ésta que es una porfiada, ojalá que no llegue con un “encarguito” de vuelta, yo no la recibiría más, en ese caso que se quede por allá nomas.

Ambas comadres decidieron guardar el secreto y apoyar a la tozuda Estela a conseguir ese sueño, si es que se podía lograr.

Estela obtuvo un excelente puntaje en la prueba de aptitud académica, proeza que muchos jóvenes celebraban con una fiesta, ella debió esconder modesta su infinita alegría, todo esto sumado a sus destacadas notas le permitieron ingresar a estudiar becada en la Universidad de Concepción la carrera de Enfermería que tanto deseaba.

Llega en marzo a casa de su madrina con un pequeño bolso que contiene su escasa y humilde vestimenta.

Asiste a la universidad y nota la abismante diferencia entre su vestuario y el de sus compañeras, al principio se apena, pero luego discurre y realiza algunas creativas transformaciones con su modesta ropa usando algunas aplicaciones de telas comprada en bazares de ropa usada, ya parece casi toda una señorita y ha quedado muy a la moda.

Transcurre sus estudios con entusiasmo y empeño a toda prueba, amparada en el hogar de su madrina que, aunque pobre es de gran apoyo y así se lo hace saber y se lo agradece una y otra vez, tenía el deber de ayudarte pues niña, mira que te apoyo porque superarse en la vida es bueno, después vera que tu padre también estará orgulloso de ti.

Por falta de dinero pudo viajar solo varios meses después a su hogar, en el poco tiempo libre que le quedaba de los estudios se consiguió con su madrina que la contrataran por horas para asear departamentos y con eso logra juntar dinero para algunos gastos y para llevar algún engañito a su madre y a sus hermanos que quedaron en los cerros.

Cuando termina exitosamente el primer año de su carrera con su madre ese verano deciden contarle al padre, éste se siente molesto, pero luego reacciona diciendo, bueno tú y tu porfía, ojalá te resulte algo bueno porque yo no puedo ayudarte en nada, tú ves cómo está la cosa aquella medio morir saltando, así es que la agrandadita se las tiene que batir solita, que ni sepan los patrones de la tontera que te ha dado por hacer, no quiero que se rían en mi cara o terminen corriéndome del trabajo por culpa tuya.

Los años siguientes fue de a poco venciendo su timidez y por sus destacadas notas postuló y asumió ayudantías de algunas asignaturas que la hacían destacar sobre el resto de los alumnos y le permitían recibir un modesto estímulo en dinero, del cual trataba de gastar lo menos posible para destinarlo a llevarle lo que sus hermanos necesitaran -Afortunadamente hacía 2 años ya había comenzado a correr un bus a la localidad rural dónde vivía y le salía barato pues viajaba con su carnet de estudiante.

Recuerda cuando ya estaba haciendo el Internado en el cuarto año de su carrera en una oportunidad viajó a su hogar y luego con angustia’ supo que no podía regresarse pues con las agitaciones políticas de entonces se había producido un paro en la locomoción colectiva, no podía faltar a sus prácticas, si no lograba viajar de vuelta a Concepción podría perder la carrera que estaba a punto de alcanzar con tanto esfuerzo. No durmió en toda la noche ,pensó irse caminando pero no llegaría jamás, demoraría días o tal vez semanas, así desvariaba sin lograr dormir, de repente en la madrugada recuerda que todos los lunes muy temprano salía del aserradero un camión cargado de troncos, se vistió rápido y fue con un hermano al callejón donde vivía Matilde, su compañera y amiga de la primaria y que trabajaba de ayudante con una modista en Concepción, ésta le dijo que ella pensaba faltar al trabajo, pero Estela febril la convenció que la ayudara acompañándola y viajando juntas ,Matilde finalmente accedió pues tenía una profunda admiración por el gran espíritu de superación que tenía su amiga           encaminaron a un bosque cercano donde quedaba el aserradero ,habló con el capataz y le explicó las razones urgentes que tenía de viajar de vuelta a Concepción, lo haría acompañada con su amiga, con el gran temor que por ser mujer alguien pudiera sobrepasarse con ellas, pero no tenían otra opción, según su hermano le había referido el capataz era un hombre de buenos sentimientos ,éste le explicó que sería imposible trasladarlas porque la cabina iba ocupada con los técnicos y el administrador, que si insistía que era tan urgente podría llevarlas subida arriba de la madera, con el gran riesgo que esto tenía de sufrir accidentes o de ser sancionados por carabineros de la carretera, deberían ir sobre los troncos estiradas boca abajo, ellas miraron la carga de la carrocería del camión, había enormes troncos sujetos con gruesos cordeles, le aconsejo que si insiste en viajar debe traer una frazada para amortiguar los saltos del camino ,mire que no se si aguantarán. Ella se mira, ya quedaba poco de la apariencia campesina que tenía años atrás, se veía casi como una señorita, decía su padre, deberá nuevamente tragarse cualquier pretensión o pudor

que como joven albergaba en su alma y subir con su bolso trepando sobre la madera hasta acomodarse en lo más alto ,tragarse cualquier resto de vanidad que por ser mujer y adolescente pudieran tener, una mirada cómplice con Matilde da por hecho que la decisión ya está tomada, usaron pantalones ese día y cuando ya estaba recostada con el vientre apegado sobre los troncos de la carga uno de los obreros del aserradero que la miraba de hace tiempo con pretensiones de conquista, cuando pasaba por su rancho esperando divisarla algún fin de semana, enviándole saludos con sus hermanos menores saludos que jamás tuvieron respuesta de parte de ella, ese mismo joven dolido, irónicamente la despidió diciéndole: “Que le vaiga bién pos señorita,no vé, por dársela de refinaíta, no se vaya a ir cuesta abajo ,venaiga, en vez de quedarse con la maire cuidando sus hermanos o afanando en el telar, no digo yo.” Mientras el camión avanzaba bruscamente por los cerros polvorientos, iban estas dos jóvenes que casi tenían la misma edad , sintió el aroma de los bosques a su paso, pero pensó que la vida siempre le otorgaba sus sueños pero con grandes sacrificios, ahora debió tragarse cualquier modesta pretensión de señorita que tuviese, ya casi era una profesional y para llegar a su práctica debió dejar en el suelo la vergüenza y subir gateando para adosarse luego como una larva a la madera, sentía sus dedos dormidos y las uñas permanecían incrustadas en el tronco para no caer. Iban en una posición tan burda que debieron fingir como que no notaban las burlas y silbidos que ellas iba provocando por todos los poblados gritaban groserías, ofrecimientos obscenos, Estela permanecía impávida, mirando el infinito, como que nada escuchara solo se concentraba en pensar en su futuro, de repente solo por segundos soltaba una mano para tocar la de su amiga y darle ánimo, en un par de horas más llegarían a Concepción, ya había decidido hace mucho tiempo atrás que nada ni nadie le harían desistir de alcanzar sus sueños.

Estela por fin recibe su título de Enfermera Universitaria en 1979 y entusiasta comienza de inmediato a trabajar en un Hospital Regional donde por sus conocimientos científicos , su hábil destreza en técnicas y procedimientos de Enfermería sumado a la agradable y franca personalidad con que se relacionaba con todo el personal , al trato humano y digno que brindaba a los pacientes, cualidades que sin duda delinearon un claro perfil de líder positivo en el equipo de trabajo, razones por las cuales su carrera fue ascendiendo rápidamente, siendo además un profesional muy estimado por todos. Pasó pronto a ocupa r el cargo de Enfermera Supervisora de su servicio y luego de todo el hospital y pocos años después sería incorporada dentro de la labor docente de una prestigiosa universidad siendo muy valorada en esa casa de estudios por los alumnos quienes veían en ella el rigor científico y técnico y la marcada tendencia humanista en el quehacer de enfermería, así era como ella vislumbraba el rol de la Enfermera y con ese entusiasmo y carisma contagiaba a muchos. Se sentía dichosa había logrado su sueño, ser un profesional exitoso al servicio de los demás, ayudando a los suyos a surgir, atendiendo a quienes sufren enfermedades o dolores que ella conocía muy bien. Pudo gracias a su trabajo apoyar a sus hermanos para que siguieran estudiando como ella, ya no volverían atrás. En el fondo su padre ese hombre rudo y maltratado se sentía orgulloso de esa gran mujer que demostró ser su hija, no se lo dijo nunca pero él estaba aprendiendo a sonreír en la vejez , lo que Esteta decía se cumplía, los hermanos menores deberían seguir estudiando y así se haría.

Estela se enamoró y se casó con un joven colega que provenía de un origen muy distinto al suyo, el amor que le brindó su esposo fue para ella algo que quizás sobrepasó sus mejores sueños.

Años después estando su padre ya jubilado Estela los convenció para radicarse en el pueblo de Mulchén, en una casa nueva y confortable que ella con esfuerzo pudo regalarles.

Inconscientemente cuando se dirige a visitar a sus padres procura llevarles exagerada todo lo que más puede, incluso tiene la manía de detener su vehículo en el camino para comprar casi todo lo que ofrecen, sandías, frutillas y duraznos en cajas, queso, es quizás el recuerdo de carencias materiales que quiere borrar y aún no puede. Siempre se ha mantenido pendiente de sus padres, recorriendo cientos de kilómetros en su vehículo para compartir con todos ellos cada vez que puede la acompaña su esposo y los dos hijos David, que ya egresó de la universidad recibiéndose de Profesor de Educación Física y Cecilia que está realizando el último año de internado para recibirse de médico.

Su padre con la vejez se ha transformado en un ser muy frágil adquirió un cáncer del cual salió adelante gracias a la pesquisa oportuna advertida por su hija quién gestionó y costeó toda la enfermedad con la mejor terapia y especialistas, logrando restablecerlo a tiempo, él en un tono casi infantil, se acerca a ella y le musitaSstela, mija perdone usted a este viejo bruto que hablaba tonteras de puro ignorante. Estela le responde serena y cariñosa papá no se disculpe de nada, así era la vida antes, harto que nos tocó sufrir, así es que ahora no hablemos de tristezas. Su madre en un rincón los observa y sonríe dando rienda suelta al arte del telar, le pregunta a su hija de qué color quiere el manto que se llevará para decorar los sillones, está feliz pues en cierto modo cada hijo siguió el ejemplo de estela, se comprometieron con su hermana, terminaron su educación de enseñanza media y se fueron capacitando en distintos oficios con buenos empleos, dos de ellos en el extranjero, ya todos están casados y con hijos.

Estela recuerda con gratitud a una Enfermera instructora de prácticas de cuando ella era alumna, pues tuvo un problema al principio cuando comenzó a movilizarse en microbús dentro de Concepción para ir a práctica, subía al bus y sentía un gran encierro, le faltaba el aire y la libertad de los cerros, se mareaba y todo le daba vueltas en el estómago, sentía solo el zumbido de sus oídos, debía correr el vidrio de la ventanilla para sacar rápidamente la cabeza fuera o bajar corriendo para no ensuciar a nadie con sus vómitos, tal vez su organismo se había aclimatado solo a la ruda experiencia de trasladarse al aire libre, compartiendo al lado de animales o en actitud acrobática sobre pesados troncos, entonces decidió irse a práctica en la mañana sin desayuno para no vomitar en el microbús, llegando pálida y temblorosa, la instructora notó esto y conversó con ella, que no era bueno estar toda la mañana en ayunas y consiguió que en el casino del hospital pudiera desayunar. Ahora reía cuando pensó Io mucho que le costó aprender a viajar dentro de una pecera, que era como percibía ella el microbús

Como profesional siempre mantuvo una actitud solidaria y altruista socorriendo y dando albergue en su hogar a Enfermeras y médicos extranjeros que venía igual que ella huyendo del hambre Pla miseria falta de trabajo y de oportunidades.

Una noche estando en Mulchén tocan la puerta era don Enzo el patrón del fundo, supo que

Estela estaba en casa de visita donde sus padres y solicita hablar con ella. EI hombre en un tono más cortés y deferente que el acostumbrado la saluda y le cuenta que la esposa está postrada con un cáncer terminal y que padece dolores muy intensos que casi no resiste y no la atendieron en el hospital porque está en paro y ellos atraviesan por mala situación económica, entonces Estela se adelanta y le pregunta: ¿Don Enzo usted quiere que yo lo acompañe? Sí, por favor dijo el hombre aliviado, tengo afuera la camioneta ¿Tiene usted el suero, jeringas y medicamentos indicados para suministrarlos? Sí, respondió él, tengo todo, pero no tengo…. no encontré ninguna enfermera profesional que aceptara ir al sector rural. Estela se abrigó rápidamente y se encaminó hacia la camioneta, élf muy deferente le abre la puertade la cabina a la que nunca antes tuvo acceso y fue en medio de la luz de la luna recorriendo callada todos los lugares, extrañamente añoraba el viento, el aroma de los pinos, el ruido de los esteros, la cima de los cerros que se recortaban contra el cielo, pensó callada que todo eso lo vivenció más a fondo cuando iba atrás, de pie desafiando la vida.

Llegaron al chalet que por cierto denotaba gran deterioro en su fachada, entran rápidamente al salón donde nunca fue admitida su presencia, él le pide que por favor se siente y se adelanta a anunciar a su esposa la llegada de una Enfermera, luego le señala que pase a la habitación donde se encuentra la enferma ,ella por primera vez se siente algo consternada espera ver a la altiva señora Pía en una cama, pero solo divisa una frágil y canosa anciana ,pálida, empequeñecida, con una delgadez extrema, que delata el grave deterioro de su salud sus facciones perfectas se han borrado en esa piel apergaminada y manchada que luce ahora, que disipó las bellas facciones que antes ostentaba, la mujer se resiste a la presencia de Estela , molesta le reprocha al esposo que fue una absurda idea traer justamente a Estela, su voz está temblorosa y cortada, tiene temor de mirar a los ojos a Estela evade, le pide quejumbrosa que se retire, que no quiere su lástima, Entonces Estela le comienza a hablar con un dulce tono de voz, casi balsámica, acerca una silla a la cabecera del lecho y con suavidad toma las manos de la enferma, le dice señora Pía, míreme estoy Estela la misma de siempre, usted nunca quiso conocerme, pero no le guardo rencor por eso, ese rechazo que recibí de su parte lo tomé como un incentivo para superarme, para no dejarme vencer jamás ante la adversidad, todos los seres humanos independiente de nuestro origen, condición económica o racial solo necesitamos una oportunidad para surgir en la vida, para cumplir anhelados sueños que permitan mejoras en nuestra vida y la de los demás, míreme se lo ruego, lo que usted me hizo, ya se me olvidó , ahora tiene frente a usted a una enfermera que solo desea aliviar sus dolores, por favor don Enzo páseme el equipo de suero y los medicamentos que tiene indicados , ya verá como al administrarlos se sentirá mejor, usted no se dé por vencida, que la enfermedad no le gane, jamás aparte de su lado la esperanza, que su mente albergue solo pensamientos positivos de salud ,bienestar y relajación y verá cómo comienza usted a gestar su propia sanación y así irá mejorando cada día, recuerde que cada uno de sus pensamientos son como la melodía, según la cual se comportan nuestras células. La mujer temblorosa y avergonzada le toma la mano a Estela y le dice, en verdad no comprendo cómo viniste a socorrerme, deberías odiarme por el daño que te hice, -no hable señora, no se canse, está muy débil, ¿sepa que su rechazo fue quizás lo que gatilló en mi el afán obsesivo de superación y de prometerme? no ser jamás indiferente con el dolor ajeno,

recibí su mensaje y lo invertí en un sentido positivo, así es que le agradezco a la vida hasta las espinas del camino, por otra parte, el destino ha sido para mi tan generoso al permitirme alcanzar mis sueños, que no puedo menos que devolver rosas por espinas. Ahora relájese, querida señora, páseme su brazo, confíe en mi, todo vá a estar bien.

La maestra terminó la narración y se produjo un largo silencio que nadie se atrevía a interrumpir.

Que les parece a ustedes el sacrificio de esa pobre estudiante proveniente del sector rural que dió una lucha titánica para salir adelante desde que nació, que fue resiliente a toda prueba, ahora yo les pregunto: ¿Podría alguien de los presentes decirme que su vida ha sido más difícil que la de Estela? …,e De nuevo se produjo por respuesta un silencio. La maestra continuó diciendo, les parece a los presentes que su sacrificio es tan descomunal y que no vale la pena jugársela en la vida por salir adelante, si tienen verdadera vocación y demuestran la fuerza de carácter y constancia nada los detendrá y lograrán el éxito y todos los objetivos que se propongan.

Maestra, interrumpió Eugenia algo incrédula la historia es fantástica, de novela, ¿De dónde sacó esa heroína? Su relato ha sido magistral, pero debemos basarnos en personas reales, de carne y hueso como nosotros, no en seres ficticios que soportarían tanta adversidad como en las películas.

Maestra, le reitero, este ejemplo es excelente como ejercicio didáctico en ética, pero es descabellado pensar quién pop dría tolerar tantas frustraciones, humillaciones y carencias. No maestra, definitivamente no creemos posible la veracidad de su extraordinaria y singular historia buena para un guion cinematográfico, nada más que para eso. Lo malo es que la protagonista existe tan solo en su mente.

La maestra se levanta lentamente casi como en un ritual, ensimismada comienza a ordenar su agenda, su notebook, se para mirando a los ojos a cada uno de los presentes mientras decidida coge su bolso, te felicito Eugenia has acertado dice, Estela existe solo en mi mente, así la denominé para cubrir su verdadera identidad, porque en realidad fa protagonista soy yo.

Comienza a salir de la sala abriéndose paso entre los desconcertados e incrédulos oyentes, afuera la mañana está más luminosa que de costumbre y ha comenzado a refrescar con la brisa, sigue avanzando cruzando la puerta de salida cuando escucha un estruendoso aplauso, voltea la cabeza, les levanta la mano cariñosamente y sigue caminando sin detenerse.